Un joven de 27 años, desconocedor absoluto de fotografía, compró toda aquella memoria por 400 dólares y se la llevó al desván de su casa. Cuando se dio cuenta de lo que tenía entre manos, empezó a revelar y digitalizar un archivo que estaba llamado a cambiar los manuales dela historia de la fotografía. Han pasado dos años y Maloof reconoce sentirse”superado” por el ingente archivo. “Hay cerca de 30.000 fotografías pendientes de revelar en rollos”, asegura a este periódico por email el dueño de todo el material que, de momento, se conserva en “tres cámaras de seguridad a prueba de fuego”.